martes, 24 de septiembre de 2013

Literatura y cine: Orlando




¡Buenas noches cinéfilos! Me alegra mucho saber que hay tantos entusiastas del filme Persona reunidos en esta comunidad. Hoy quería dedicarlo a la colorida y lánguida cinta, Orlando (Sally Potter, 1992), basada en la novela de Virginia Woolf, Orlando: Una biografía (1928), una de sus obras literarias más famosas, donde Virginia nos descubre detalles de la amante real que tuvo desde 1922, Vita Sackville-West, y que encarna una historia ya contada por Boiardo y Ariosto, a los cuales toma como modelo de inspiración.

Esta cinta cuenta la historia fantástica de un andrógino joven llamado Orlando en quien no existen límites entre sexo masculino y femenino. Virginia Woolf expresa así este hermafrodismo: "Afortunadamente la diferencia de los sexos es más profunda. Los trajes no son otra cosa que símbolos de algo escondido muy adentro. Fue una transformación de la misma Orlando la que determinó su elección del traje de mujer y sexo de mujer. Quizá al obrar así, ella sólo expresó un poco más abiertamente de lo habitual (es indiscutible que su característica primordial era la franqueza) algo que les ocurre a muchas personas y que no manifiestan. Por diversos que sean los sexos, se confunden. No hay ser humano que no oscile de un sexo a otro, y a menudo sólo los trajes siguen siendo varones o mujeres, mientras que el sexo oculto es lo contrario del que está a la vista." Esta ambigüedad genital del joven Orlando se acompaña de gestos y palabras que demuestran su hipersensibilidad más a la orilla del carácter prototípico mujeril, contagiándonos la moraleja de si no vive dentro de cada hombre y mujer, un ser de sexo contrario.

Por otra parte, son cinco los siglos de historia inglesa que vive Orlando, y para cuyas transiciones Sally Potter se sirve de una técnica sencilla y eficaz por la cual al joven le basta con dormir varios días para hacer cinco viajes que abarcan desde el periodo isabelino hasta el siglo XX; y los cuales le sirven como justificación para tratar cuestiones espinosas en tales contextos, como la homosexualidad y el papel de la mujer en la sociedad, de la cual los ilustrados opinan más suavemente que el Marqués de Sade: “Es un bello animal romántico, que puede ser adornado con pieles y plumas, perlas y diamantes, sedas y metales.”

De otro lado, la espectacular y seductora escenografía (cada escena parece una fotografía artística meticulosamente planificada y embellecida) enmarca a la peculiarísima e hipnotizante actriz que interpreta a Orlando, Tilda Swinton, la cual, teñida de rareza y ambigüedad, trata de provocar un entusiasmo íntimo al espectador en un nivel de persona a persona, independientemente de que se trate de hombre o mujer. Para convencernos, no duda en mirarnos directamente a los ojos, aunque rompa con el pacto ficcional, para persuadirnos así de su doctrina de tolerancia carnal, haciéndonos cómplices de cómo su figura y comportamientos andróginos sufren metamorfosis continuadas que dejan marcas palpables de su debate sexual, rodeada de seres esperpénticos y caricaturescos que siendo aparentemente mujeres poseen atributos varoniles y viceversa. Entretanto, mantiene una aventura con un librepensador en la que no se sabe quién es el hombre y quién la mujer.

¿Qué os parece esta película? ¿Habéis leído la novela de Virginia Woolf?

Puntuación: (6/10)

"No desvanecer. No marchitarse. No envejecer."

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